sábado, 10 de enero de 2009

29) Larraona. Arte. Estelas discoideas cristianas.


Larraona. Estela discoidea cristiana de "Sagarminasu".
Cabecera de la Iglesia de San Cristóbal.
(Foto de Jesús Díaz).

LARRAONA, ESTELAS DISCOIDEAS CRISTIANAS (1).

El culto a los muertos en la geografía amescoana tiene sus primeras manifestaciones conocidas en los monumentos funerarios megalíticos de la sierra de Urbasa ya sea en forma de estructuras tumulares, menhires o dólmenes, algunos de los cuales son descritos por Ignacio Barandiarán y Enrique Vallespí en su obra “Prehistoria de Navarra”
[2]. Ya en 1921 el magnífico grupo de investigación prehistórica formado por Telesforo Aranzadi, José Miguel de Barandiarán y Enrique Eguren exploraron los dólmenes de la sierra de Urbasa. En 1990 una publicación de Eusko Ikaskuntza estudia los grupos humanos en la prehistoria de Encía-Urbasa (3).

De época romana se conservan en Larraona ocho fragmentos de lápidas funerarias con inscripciones y decoración esquemática, que estudiamos en otro apartado de este análisis.

De la Edad Media, Moderna y Contemporánea se conservan varias estelas discoideas, conocidas localmente como “cruces”, que analizaremos a continuación.

Antes del siglo XV las personas fallecidas eran enterradas en los alrededores inmediatos de las iglesias y ermitas, de ahí que en los documentos de la época se denomine “zimiterio” al atrio de las iglesias. Cada sepultura familiar en el entorno de la iglesia se identificaba por una estela discoidea de piedra que se cuidaba con esmero. A partir del siglo XV las familias de cierto relieve social consiguen sepulturas familiares propias o fuesas, en el interior de las iglesias, costumbre que se generaliza a toda la población durante el siglo XVI, sufriendo las estelas discoideas exteriores un progresivo abandono.

Sobre la sepultura interior de la iglesia tenía asiento la señora de la casa quien se ocupaba de la “candela añal” y de la “oblada”, esto es, de mantener velas encendidas durante los oficios en la sepultura familiar y de ofrecer pan durante un año tras la muerte de un miembro de la familia. Era también en la fuesa donde se rezaban los responsos.

La inhumación en el interior de las iglesias se mantiene hasta 1834, año en que el gobierno español ordena, por razones sanitarias, la construcción de cementerios fuera del casco urbano de la población. No obstante las familias siguieron conservando la sepultura y costumbres funerarias descritas dentro de la iglesia, tradición que se mantuvo hasta principios del siglo XX.

Luciano Lapuente clasifica las estelas discoideas amescoanas en dos grupos, las anteriores al siglo XV y las posteriores. Todas ellas se caracterizan por tener su parte superior en forma de disco pétreo, con cruces y otros elementos decorativos, y su parte inferior, que ejerce de soporte, en forma trapecial, siendo el lado corto del trapecio el que soporta el disco. La decoración se realiza en relieve vaciándose las zonas sin ornamentación.



1) Estelas discoideas anteriores al siglo XV.


Estas estelas de cabeza discoidea y pie trapecial son de canon más corto que las estelas del segundo grupo, de canon más alargado, y como se ha indicado anteriormente su función era señalar la sepultura familiar en el entorno próximo de la iglesia o de la ermita, lugar donde se llevaba a cabo la inhumación de los cadáveres. Una vez que los enterramientos comenzaron a realizarse en el interior de los templos fueron perdiendo paulatinamente su función, cayendo en el abandono y la dispersión.

En Larraona se conservan al menos cuatro estelas de este tipo localizadas actualmente, para su mayor seguridad, en el entorno de la cabecera de la iglesia parroquial de San Cristóbal.

La primera de ellas conocida como la “cruz de los conjuros” (posiblemente por su utilización como protección religiosa de los campos y casas contra los rayos y tormentas) conserva únicamente el disco superior que está decorado en una de las caras con una cruz y en la otra con un objeto que parece ser un pez, pues se aprecia lo que aparentemente es la espina del mismo. Recordemos que el pez es el símbolo de Cristo ya desde tiempos paleocristianos. La estela se halla coronando, exenta, el muro-pretil de la parte sur de la iglesia, sobre un corto fuste cilíndrico que apoya en una basa paralelepipédica, ambos pétreos.



Larraona. Estela discoidea de los Conjuros. Anverso.
(Foto de Jesús Díaz).

























Larraona. Estela discoidea de los Conjuros. Reverso.
(Foto de Jesús Díaz).


Una segunda estela, que fue desenterrada del término “Sagarminazu” por el abuelo Guillermo Martínez,ya fallecido, conserva su pie trapecial y está decorada en ambas caras con una cruz flordelisada. En el anverso tiene además en dos de los huecos de la cruz dos aros en relieve, colocados en diagonal. Es extraño el lugar alejado del pueblo en el que fue enterrada. Actualmente solamente es visible el anverso por hallarse junto al muro absidial de la iglesia parroquial de san Cristóbal.
























Larraona. Estela discoidea de “Sagarminazu”.
(Foto de Jesús Díaz).


Una tercera estela, con el pie trapecial deteriorado, muestra en su anverso una decoración geométrica de lacería, esto es de líneas paralelas entrecruzadas colocadas de dos en dos en distintas direcciones formando estrellas y polígonos.



Larraona. Estela discoidea de lacería.
(Foto de Jesús Díaz).


La cuarta estela está decorada en su cara principal con una cruz patada y con un rostro de Cristo coronado de espinas en el pie trapecial. Esta estela que al parecer ya existía con anterioridad pero con sus caras totalmente lisas, fue labrada en la segunda mitad del siglo XX con los motivos de una cruz patada y un rostro de Cristo con corona de espinas, cuyos detalles fisonómicos apenas se aprecian actualmente por el musgo existente sobre la piedra. El artista de dicha labra fue Jesús García de Baquedano, autor del relieve, ya comentado anteriormente, de la Crucifixión de Cristo de la hornacina que se halla sobre la portada norte de la iglesia de San Cristóbal de Larraona, según me comenta el propio escultor. Respecto a si se trata de una estela anterior al siglo XV habría que tener algunas reservas especialmente si nos fijamos en la perfección de la circularidad de su cuerpo superior que parece no haber sufrido la erosión del transcurso del tiempo.




Larraona. Estela discoidea con cruz patada
y rostro de Cristo con corona de espinas.
(Foto de Jesús Díaz).


Las estelas descritas, salvo la “cruz de los conjuros”, se incrustaron con cemento a los pies de los muros de la cabecera de la iglesia de forma que no es visible el reverso de las mismas

.2) Estelas discoideas posteriores al siglo XV..

Desde el siglo XV y con más intensidad desde el siglo XVI los enterramientos se realizan en el interior de los templos en los que se impide la colocación de las estelas que anteriormente se levantaban sobre las sepulturas del exterior. Sin embargo existirá la costumbre de asentar estelas discoideas en los lugares en que un cristiano fallece en el campo o en el monte de forma violenta o repentina sin haber dispuesto de ninguna ayuda espiritual ni humana. Se adopta la costumbre de emplazar las estelas en las orillas de los caminos, en un lugar próximo al del fallecimiento lo cual posibilita que los caminantes recuerden a los fallecidos y les dediquen oraciones y sufragios.

Se conservan en Larraona cinco estelas de este grupo pertenecientes seguramente a los siglos XVII y XVIII.

La primera estela de este grupo que analizamos está situada en el término conocido como “Gurzufi”, en las proximidades de la fuente y del puente homónimos, y se levanta en el mismo punto en que se produce la bifurcación del camino en dos direcciones, camino del molino y camino de la balsa de “Urdaida”. Señala Luciano Lapuente que el topónimo vasco “Gurzufi” es probablemente una degeneración de “Guruz” (cruz) y “zubi” (puente), esto es “puente de la cruz”, con lo que puede decirse que el topónimo geográfico está determinado por la existencia de la cruz o viceversa. Su decoración consiste en el anverso en una cruz latina en relieve cuyo palo vertical se prolonga por el pie trapecial. El reverso se decora únicamente en el disco mediante una cruz de malta en relieve. Para hacernos una idea de las dimensiones de estas estelas, su altura es de aproximadamente 110 cm en su parte visible, siendo el diámetro del disco 54 cm. y el grosor de la estela de 13 cm. Los extremos de los brazos de la cruz son achaflanados, característica bastante habitual en estas estelas discoideas.


Larraona. Estela discoidea de “Gurzufi”. Anverso.

(Foto de Jesús Díaz).

 

Larraona. Estela discoidea de "Gurzufi". Reverso.
(Foto de Jesús Díaz).


Otra estela se halla actualmente en el camino de la aldaya que conduce a la sierra a unos cincuenta metros de la última casa de la población y está incrustada en el muro que delimita una finca, de modo que solo es visible el anverso. Su decoración consiste en una cruz latina en relieve cuyo palo vertical desciende por el pie rectangular hasta un basamento escalonado. Los extremos de los brazos de la cruz son achaflanados.



 Larraona. Estela discoidea de la Aldaya.
(Foto de Jesús Díaz).

La estela de “Asinala” se hallaba en ese término, en el camino del molino o de San Jorge y actualmente se conserva a los pies de la cabecera de la iglesia de San Cristóbal de Larraona, en la parte exterior. Está decorada en el anverso y reverso del disco mediante una cruz potenzada, esto es con sus extremos terminados en forma de T. Su pie es ligeramente trapecial pero de forma poco habitual muestra el lado más largo del trapecio soportando el disco.
 























Larraona. Estela discoidea de Asinala.
(Foto de Jesús Díaz).

La estela de “las Cuberteras” se denomina así por hallarse en dicho término junto al camino que conduce por el sureste al monte de Lóquiz. Su decoración es similar en ambas caras, una cruz griega de brazos achaflanados, aunque la cruz del reverso tiene los brazos de mayor anchura. Su fuste es rectangular y liso y es una de las mejor conservadas. Agradezco la colaboración de José Antonio Sáez de Jáuregui para su localización.
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Larraona. Estela Discoidea de "Las Cuberteras". Anverso
(Foto de Jesús Díaz).



Larraona. Estela discoidea de "Las Cuberteras". Reverso.
(Foto de Jesús Díaz).

La estela de “Arisaroia” procede del término homónimo, término próximo al árbol conocido como “chaparro redondo” en la sierra de Limitaciones y recientemente ha sido colocada en la cabecera de la iglesia parroquial de Larraona, junto al resto de estelas, al pie del muro exterior de la sacristía. Se decora su disco mediante una cruz griega cuyos brazos se unen a la orla circular exterior. Su pie es de forma rectangular.



Larraona. Estela discoidea de Arisaroia.

(Foto de Jesús Díaz).

Por último mencionamos una estela o lápida funeraria pétrea del siglo XX situada en el Monte de Limitaciones muy próxima al árbol conocido como “chaparro redondo”. Fue labrada en piedra por el albañil de Larraona Agustín Luzuriaga, ya fallecido, y se realizó en conmemoración de la muerte fortuita en 1952 de Jesús Gómez Ruiz de Larramendi, tío del autor de este trabajo.
Su trágica muerte se produjo cuando tenía 23 años y estaba realizando el servicio militar en Estella. En uno de sus permisos castrenses subió a la sierra para coger algún “micharro” (lirón gris), roedor que se cobija en los agujeros de las hayas, con tan mala fortuna que se cayó del haya a la que se había subido con tal menester, produciéndose su muerte. Sino trágico que le deparó el Destino si consideramos que tiempo atrás Saturnino Andueza, vecino de Larraona, se cayó del mismo haya, hiriéndose, y fue precisamente su amigo Jesús Gómez quien le bajó al pueblo. El haya fue cortada y aún puede verse su corto tronco podrido arraigado en el suelo delante de la estela que analizamos.


Larraona. Monte de Limitaciones.
Lápida de Jesús Gómez Ruiz de Larramendi. Anverso.
(Foto de Jesús Díaz).

 

(Larraona. Monte de Limitacionees.
Lápida de Jesús Gómez Ruiz de Larramendi.
Reverso.
(Foto de Jesús Díaz).

La lápida difiere en forma de las estelas estudiadas hasta ahora pues no es discoidea con pie trapecial, sino que es monolítica rectangular culminando en una cabecera de medio punto rebajado. No obstante mantiene la decoración característica, una cruz latina, esto es con el brazo vertical de mayor longitud que el transversal, en ambas caras. Es curiosa la destreza del escultor Agustín Luzuriaga pues en el anverso la cruz se muestra en relieve positivo mientras que en el reverso se muestra, ocupando la misma posición, en relieve negativo, esto es, inciso. Una inscripción con letras mayúsculas en la parte inferior del anverso y en relieve inciso dice: “Aquí/murió/Jesús Gómez/ día 02-09 año/1952”, texto dispuesto en cinco líneas paralelas.

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OTRAS ESTELAS DESAPARECIDAS.
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María Murguialday, vecina del pueblo, recuerda que existía una cruz discoidal en el término de Artalde, en la carretera comarcal que conduce de Larraona a Aranarache, actualmente desaparecida, quizás en poder de los amigos de lo ajeno.
También Pilar García de Garraleta comenta que ella recuerda haber visto en el inicio del Camino de San Martín, junto a una especie de escombrera de piedra que antaño existía en la zona, el disco o cabeza de otra estela cristiana, actualmente en paradero desconocido. Según esta vecina de Larraona a la estela le faltaba el pie o fuste. Lo más probable es que hubiera sufrido una rotura por su parte más débil, el cuello, ya que recordemos que estas cruces eran monolíticas, esto es, cabeza discoidea y fuste constituían una sóla pieza con leve forma antropomorfa..




 [1] LAPUENTE MARTINEZ, Luciano, “Estelas funerarias de las Améscoas (Alta y baja)”, Cuadernos de Etnología y Etnografía de Navarra, Institución Príncipe de Viana, Número 51, 1988, pp. 235-262. El contenido de esta entrada del blog se basa principalmente en los estudios de este insigne investigador, con aportaciones propias del autor.

[2] BARANDIARÁN, Ignacio; VALLESPI, Enrique, Prehistoria de Navarra, Diputación Foral de Navarra, Príncipe de Viana”, Pamplona, 1980, capítulo 5ª, pp 98 y ss.

(3) BARANDIARAN, Ignacio y VEGAS, José Ignacio,(Direct.) Los Grupos humanos en la Prehistoria de Encia-Urbasa: Análisis cultural de asentamientos, sistemas de explotación, modos de vida y ritos desde el Neolítico hasta el final de la Edad Antigua. Colección Barandiarán. 6, Eusko Ikaskuntza. Donostia,1990.


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